viernes, 12 de agosto de 2016

Caminante no hay camino...



Caminante no hay camino, se hace camino al andar, y son multitud de jóvenes los que deciden compartir sus pasos durante esta gran experiencia que, sin lugar a duda, se graba en su memoria. Los dos últimos campos de trabajo de Tózar-Moclín han acogido a diferentes voluntarios y voluntarias de diferentes lugares del territorio español, como son País Vasco, Asturias, Sevilla, Cádiz o Huelva. No obstante, esta diversidad cultural se incrementa con aquellos jóvenes procedentes de diferentes lugares del mundo, como República Checa, Serbia, Grecia, Italia, Francia, Bélgica, Turquía e incluso Taiwán.

El campo de trabajo de este lugar implica el fomento de valores como el respeto hacia la diversidad y la multiculturalidad, en un entorno donde los jóvenes comparten sus experiencias y sus vivencias, forjándose relaciones que, en muchos casos, durarán para siempre o, al menos, no podrán borrarse de su memoria. Este es el resultado final de este campo, la amistad y el respeto hacia el otro. Por tanto, el camino que decidieron emprender al acudir a Tózar-Moclín se convierte en un paseo donde no caminan solos, sino que cuentan con todo el apoyo el resto de sus compañeros y compañeras.


Las risas, los llantos, las bromas, las discusiones, los problemas y las ilusiones que los voluntarios y voluntarias comparten en su día a día durante dos semanas contribuyen a su crecimiento personal y emocional, donde las diferentes culturas convergen en una experiencia satisfactoria para cada uno de ellos. 









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